¿Qué hace falta?
Una luna maravillosa, por supuesto.
Una
música celestial, un ambiente a media luz,
dos copas de vino , la coincidencia del
destino ,
tantas
y tantas para que el momento sea
perfecto,
para que sea como concertar la eternidad.
Pero sabes una cosa
que si no hay luna , no importa.
Que si el día es luminoso o gris, tampoco
importa.
Que si la música del cielo o del suelo,
tampoco importa.
Sabes, no importa nada.
Lo que
importa es sólo tú y sólo
yo,